Cluedo

Y volvemos a Couchsurfing. Llegamos a Jaipur y de entre cuatro candidatos para hospedarnos, nos debatimos entre dos:

Navneet: Foto de perfil muy europea. 25 años. Haciendo un máster de Educación Física. Buenos hobbies y, aparentemente, muy easygoing and open minded. Que viene a decir: con un buen rollo que te cagas.

Saleem: Barba, típico gorro hindú y fortachón. 40 palos. También open minded de la leche, como el 99% de los couchsurfers. Ha tenido hace poco un accidente en coche con la familia y salieron, de milagro, todos ilesos. Un buen hombre.

Nos quedamos con el primero. Al segundo no le rechazamos aún. Siempre está bien tener una bala en la recámara.

Nos quedamos con el primero ya que, a priori, nos da la sensación de ofrecernos un rollo más juvenil, una convivencia más llevadera y una oportunidad de ver cómo viven los universitarios en India.

Nos viene a recoger en moto con un amigo. Nos cuenta que tendremos que ir al hostal de la universidad, donde tiene una habitación y donde se hospedan sus amigos y compañeros de clase. Él, sin embargo, ha de irse con su madre, está enferma y tiene que cuidar de ella.

Nos presenta a nuestros futuros vecinos y nos enseña el hostal. También vemos lo que nos rodea: la Universidad.

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Con los amigos de Navneet

Acojona. No sé cómo se puede vivir y estudiar allí. No me quiero poner tiquismiquis, he venido aquí a jugar. Pero si digo todo esto es como queja a un país donde la educación debería tomarse más en serio e invertir más en ello. Me explico:

Jaipur, capital del estado de Rajastán. Supuestamente la segunda ciudad más rica del segundo país más poblado del mundo. Universidad de Rajastán: Los departamentos con los cristales de las ventanas rotos, las puertas a medio caer (o a medio poner, según se mire), el color de la fachada deterioradísimo; el “jardín” del campus sin cuidar; las aulas, vacías, abandonadas; los hostales que da pena verlos…

Podréis seguir pensando que exagero, pero si os digo que nuestra habitación, la habitación donde ha de pasar la mayor parte del año un estudiante de máster, está compuesta por unas paredes que se caen a cachos, una plaga de insectos varios, un armario del año en que los ingleses llegaron a la India y una mesa que hace como cama, ¿te quedarías ahí a dormir?

Nosotros sí. Pero el cuerpo, por la mañana, nos pide a gritos irnos de ahí.

Gracias Navneet por tu hospitalidad y por presentarnos a tus amigos, pero nuestra espalda no está hecha para esto, preferimos suelo

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Habitación universitaria. Eso de ahí es una mesa con cuatro mantas a modo de colchón.

Y aquí viene nuestra bala en la recámara: Saleem.

¡Atención! Si os gustó paranoia, que al final y al cabo no fue más que eso, esta historia tiene más realismo y aún está por acabar. Escribo estas líneas en territorio hostil. Tumbado en una cama y con la duda de cómo será mañana nuestra huida. Hablando aún con algunos implicados y compartiendo teorías de qué ha o está pasando.

Pero empecemos por el principio:

Saleem vive con la familia; esto es, tiene 3 hijos y mujer pero, a parte, vive con las hermanas, los sobrinos, el tío abuelo, el primo del vecino y aquel que un día apareció en la boda del cuñado del primo del vecino, le cayó bien y ahí se quedó.

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Habitación de invitados en casa de Saleem

Nos cuenta que vive de un negocio familiar de gemas y piedras preciosas, al igual que la mayoría de la población en Jaipur. Nos enseña cómo en su propia casa tiene a dos personas trabajando en un sarye, poniéndole piedrecitas brillantes minuciosamente, a mano. Posteriormente, nos lleva en moto al lugar donde las pulen, y luego al sitio donde las venden. Sólo le faltó enseñarnos las minas…

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Poniendo las gemas en el sarye en casa de Saleem.
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Puliendo gemas
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Gemas de la tienda de Saleem

De regreso a su casa nos propone la opción de dormir en la nueva Guest House de su hermano, Kabir. Pero también podemos quedarnos allí si queremos. Decimos que no nos importa, pero cedemos a lo de la Guest House, total… es gratis.

Esperando encontrar un sitio a medio construir (empezamos a dudar ya de todo), nos maravillamos con un hostal recién reformado, con habitaciones de muy buena calidad y un entorno muy acogedor.

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Hall del primer piso en la Guest House
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Suite de la Guest House de Kabir
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Equipo de vídeo y audio en la suite
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Habitación de la Guest House de Kabir

Nos presentan en la terraza a otros tres couchsurfers más: Jack, inglés; su novia estona, Marianne, y Joanne, polaca; y también a Ram, que es una especie de botones, no habla inglés. Y ojo, porque empieza el juego.

Ahora mismo somos 8: Nosotros dos, Saleem, el colega de Saleem que vino con nosotros, y los cuatro que nos acaban de presentar.

Nos sentamos a hablar en el roof top. Marianne, Jack, Santi, Sule y Saleem no nos movemos del asiento. Algunas idas y venidas de Ram y Joanne. Desaparición del colega de Saleem.

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Roof top del hostal

Saleem se despide al cabo de un rato. Los demás bajamos y decidimos que iremos a por la cena en breves, pero antes hay que pasar por la habitación.

De repente, Jack se da cuenta de que faltan 600 rupias que había delante del televisor de la habitación. ¡Qué raro! Se habrán caído o algo… No. A Marianne le faltan 3000 rupias en la cartera y se acaba de acordar de que Joanne (que está instalada en otra habitación) dijo el día anterior que creía que le faltaban 1000 rupias y 20 dólares. Intentan contactar con Kabir, dueño del local y hermano de Saleem, pero éste no da señales de vida.

Marianne rebusca una vez más en su bolso con la esperanza de haberlo guardado en otra parte. Pero el disgusto va a más. Unas gemas que le había comprado a Saleem ya no están. Se pregunta, impotente, por qué han dejado la bolsa. Rompe a llorar.

Jack empieza a ponerse nervioso. Con la tensión apoderándose de él echa a Ram de la habitación para poder quedar los cinco couchsurfers hablando del tema. Aún no quiere culpar a nadie, pero mejor ser precavido.

Kabir, por fin, coge el teléfono. Jack le cuenta lo sucedido y el propietario de la Guest House dice que viene rápidamente para aquí.

En la espera, Jack no se lo cree. Han puesto más dinero en ellos que lo que ha desaparecido. Nadie se hospeda en el hotel salvo ellos, el dueño y Ram. Pero con Ram han pasado ya tres días y nada… Confían en él. O confiaban. El que limpia las habitaciones sólo va por la mañana, él tampoco pudo ser.

Entre cavilaciones de quién pudo ser y lamentos de lo robado, pican a la puerta. Aparece en escena un joven de entre unos 25 y 30 años, fuerte, sonriente. ¿Kabir? No. Su nombre no lo recordamos bien, lo llamaremos Mars. Entra diciendo “good morning”, a pesar de las caras que hay en la habitación. Joanne le corta y le dice que ni es morning ni es good. Jack le explica lo que ha pasado, que han llamado a Kabir, que está de camino, y que cuánto se fía de Ram. Mars ya se pone serio y dice que esperemos a Kabir.

Al cabo de un rato, vuelven a picar a la puerta. Dos hombres más. También jóvenes y fuertes. Uno de ellos vestido de negro entero, elegante, como si fuera un sultán. Es Kabir.

Conversación entre el inglés y el anfitrión. Este último se muestra comprensivo y decide que irá a hablar con Ram. Esto no puede pasar en su hostal, y mucho menos antes de abrirlo al público.

Mientras ellos hablan, hagamos recuento. Jack y Marianne, Joanne, Santi y Sule, Ram, Saleem y el colega, el que limpia, Kabir y el amigo, Mars. Doce personas.

Kabir vuelve del interrogatorio. Ram ha dicho que él no ha sido, que le registren si quieren, no tiene nada que ocultar.

Estamos ya todos en el hall del segundo piso, a donde dan las puertas de las habitaciones de los que nos hospedamos en el hostal. Kabir entra en la habitación de Ram por un segundo y, de repente, se da cuenta de que le faltan dos anillos. Cada anillo, dice, tiene el valor de 800 dólares. Es serio.

No aparece el culpable. Jack y Marianne están nerviosos. Llaman a otro amigo CS que tienen en Jaipur. Se van, no pasan la noche aquí. Marianne nos da el contacto de Facebook. Nos hemos caído los cuatro bien desde el primer minuto y no queremos que este percance nos haga olvidarnos los unos de los otros.

Dudamos de Ram. Dudamos de Mars. Dudamos del amigo de Saleem. Dudamos de Joanne. Dudamos. Dudamos y dormimos.

Nos despertamos con la mente despejada y habiendo cumplido una semana en India. Nos deben gustar los jueves intensos, porque está claro que lo de la noche anterior no iba a acabar ahí. No iba a ser un simple cluedo en el que suponer quién lo hizo. No.

Subimos a desayunar y nos encontramos con un sonriente Ram, que nos sirve chai; una siempre juguetona Joanne, que saca fotos con el móvil, y un amigable Kabir, que nos pide que rellenemos un formulario con nuestros datos. Nos dice que es tema del hotel, como si nos hubiéramos hospedado allí pagando. Aceptamos. No vemos nada raro, sabemos que los temas burocráticos son un coñazo. Menciona algo de que si no lo hacemos tanto él como nosotros nos pasaremos 6 meses en la cárcel. WTF?! Qué más da. No parece algo que vaya con nosotros.

Salimos del hostal y cogemos, una vez más, un bus urbano para desplazarnos. Esta vez vamos al Amber Fort. ¿Qué decir del Amber Fort? ¡Cuánta rampa! ¡Cuánta muralla! ¡Cuántas habitaciones! ¡Cu… Un fuerte más.

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Lo más bonito del Amber Fort: las vistas.

Antes de volver a la Guest House, decidimos ir al centro y pillar algo de wifi. “¡Ay, yonkis del wifi! Os hacéis un viaje así para no dejar de estar conectados…” La verdadera droga del siglo XXI.

Una vez conectados a Internet, Santi se pone al Couchsurfing (CS), mientras Sule entra en facebook para mandar saludos a Jack y a Marianne.

Pero entonces pasa uno de esos momentos graciosos en los que dos personas, sin que lo hayan pactado antes, se escriben a la vez. Como cuando te guiñas el ojo con alguien al mismo tiempo, y puede que en tu vida no le hubieras guiñado un ojo ni una sola vez.

El mensaje de Sule deseaba un buen viaje, se lamentaba por lo ocurrido y porque se hubieran conocido en esa lamentable situación. Por otra parte, el mensaje de Marianne llegaba segundos antes:

Hola chicos. Ya nos hemos enterado de que no terminó todo cuando marchamos del hostal anoche. Espero que todo os vaya bien y cuidaos.

¡¿Cómo?!

El corazón da un vuelco. Debe ser que no entendimos bien.

  • ¿Qué quieres decir con lo de que no terminó todo?

  • Kabir nos ha llamado y nos ha dicho que avisaron a la policía. Ram, el que trabaja allí, robó nuestras cosas. Encontraron las joyas y nos las van a devolver. Aparentemente, ha estado robando durante meses. Kabir dijo que el móvil de Joanne fue robado ayer por la noche también. ¿Cómo podéis no saberlo?

  • Pero… Marianne. ¿Cuándo te ha llamado Kabir?

  • Hace una hora. Trató de llamar un poco antes. ¿Por qué?

A Santi se le nota intrigado, pero calmado. Sin embargo, Sule empieza a tener escalofríos.

  • Esta mañana hemos visto a Ram, estuvo en el hostal con nosotros.

  • ¿Seguís allí? ¿Sigue él allí?

  • Ahora estamos en el centro. Esta mañana hemos ido al Amber Fort y no hemos pasado por la Guest House… Pero nuestras cosas están allí.

  • Kabir nos ha dicho que llamó a la policía ayer por la noche, cuando intentaba dormir. Puede que la investigación no se haya puesto en marcha hasta hoy por la mañana.

  • Pero, ¿y lo del móvil de Joanne? Esta mañana estaba haciendo fotos con él.

  • Se está poniendo muy feo esto, chavales. Iros de ahí antes de que os roben a vosotros también. Nosotros quedaremos con Kabir en breves, le haremos muchas preguntas. Decidnos cuando lleguéis al hostal si Ram sigue allí.

  • Perfecto. Seguimos en contacto.

Intercambiamos una conversación entre nosotros. Pensamos que posiblemente acabemos de entrar en el juego y ya no sólo como meros espectadores. Mientras los nervios aumentan, llega un mensaje de nuestros confidentes.

  • ¿Qué pensáis que está pasando? Es muy raro que nadie os haya dicho nada sobre la policía, sobre el móvil de Joanne, sobre Ram y sobre que hayan recuperado nuestras gemas.

  • Nosotros tenemos alguna teoría. A mí ayer se me ocurrió la posibilidad de que fuera Joanne. Santi no lo vio tan claro de primeras, pero luego también empezó a sospechar. Que estuviera abajo tanto tiempo mientras todos estábamos arriba, su ambigua reacción ante el robo, sus extraños cariños con Mars y su confianza con Saleem y Kabir…

  • Nosotros pensamos lo mismo, pero no nos la imaginamos robándonos. Si Ram sigue allí cuando lleguéis avisadnos, porque entonces ya no sabremos qué pensar. Puede que la policía llegase más tarde y os perdisteis el interrogatorio a Ram, así que igual nos estamos emparanoiando nada más. De todas formas, no le digáis a nadie que estamos intercambiando información.

  • No lo haremos. Si Ram sigue allí a nuestra vuelta y nadie nos comenta nada, sacaremos nuestros culos de allí cagando hostias.

Pasa una hora y Jack y Marianne no han visto aún a Kabir. Empieza a anochecer y decidimos ir al hostal antes de que se oscurezca por completo. Si hay que huir de allí que no sea muy tarde.

Llegamos y subimos hacia nuestra habitación pero, al llegar, vemos en la habitación de al lado a cuatro hombres. Sale apresurado Mars, serio, raro en él, y nos pregunta qué tal el día. Se une a la conversación Kabir, haciendo acto de presencia. Ponemos nuestra mejor sonrisa y fingimos como si lleváramos toda la vida encima de un escenario. Les decimos que estuvimos en Amber Fort, un fuerte más, y que luego fuimos al centro. No mencionamos nada sobre Marianne y Jack. Ello tampoco lo hacen. Callan. Callamos.

Nos dirigimos a la calle de atrás para comprar la cena. Un poco de chili, unos calabacines… Estamos más relajados, no hemos visto a Ram y puede que todo haya quedado en un susto. Aún queda la pregunta de por qué no nos dicen nada, pero no le damos más vueltas. Volvemos con nuestras verduras y vamos a la cocina de la terraza a preparar la cena.

Nada más subir los últimos escalones, la cara de Ram se planta en frente de nosotros. Saludamos y seguimos nuestro camino. Continuamos actuando, pero el pulso se acelera, el estómago se cierra, el hambre desaparece.

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La segunda última cena. Nos pasamos con el chili…

Entre preparativo y preparativo, mandamos un mensaje a nuestros amigos, en la otra punta de la ciudad.

  • Tíos escuchad. Hemos llegado y nadie nos ha dicho nada a cerca de lo de hoy. Estaban en una especie de reunión en la suite, y Mars ha salido disparado a interceptarnos. Hemos ido a comprar y cuando hemos vuelto Ram estaba aquí. Posiblemente antes de ir a comprar también. Ésta es nuestra teoría: Ellos no saben quién robó las gemas ni el dinero, lo único que les preocupa es que les deis una buena referencia en CS y en TripAdvisor. De hecho, Ram es como si no supiera nada del asunto en absoluto. Joanne no está aquí ya. Por favor, aceptad lo que os den y no digáis nada que nos pueda comprometer a nosotros. Estaremos al menos una noche más aquí y posiblemente la de mañana también. Pensad que el material que os devuelven es el que ha sido robado. De paso, decidnos si las gemas son las mismas que las que fueron robadas, aunque lo dudamos mucho.

  • Chicos, Kabir se acaba de ir justo ahora. Las gemas son las mismas. Nos ha dicho que venía de la comisaría de policía, pero si estaba allí cuando llegasteis es imposible. Se tardan 40 minutos de allí hasta aquí. Nos ha enseñado una foto de un montón de cosas que, supuestamente, la policía ha encontrado en posesión de Ram y que fueron también robadas. Tíos, os deberías marchar cuanto antes.

  • Nos hemos encerrado en la habitación. Mañana nos largamos de aquí. ¿Creéis que están todos en el mismo saco? Es raro que haya sido Ram y esté tan tranquilo aquí con nosotros habiendo vivido lo de ayer. Santi sigue pensando que ha sido Joanne. Tal vez esta mañana se arrepintió y les pidió, por favor, que no dijeran nada. Al fin y al cabo parecían muy unidos.

  • No creemos que haya sido Joanne. Sí pensamos que estén todos en el ajo. Y es la razón por la que no abren el hostal: nunca sospecharías de un tío que te está alojando gratis. Además, el anillo que me enseñó Kabir de, supuestamente, 800 dólares, parecía muy falso. Enviaré un mensaje a los demás que se hospedaron con él. Voy a investigar un poco e informar a CS de esto.

Santi sigue pensando en que no tiene sentido robar a alguien en el que te has gastado más de lo que luego le quitas. Sule, en cambio, tiene otra teoría.

  • Lo que creo es que si ellos roban 4000 rupias a todos los que hospedan (el otro día eramos cinco) , consiguen rentabilizar el gasto perdido en esa gente. Al Estado le declaran unos ingresos, ya que nosotros rellenamos un formulario que demuestra que nos hospedamos allí y, en realidad, el hostal no es más que una tapadera, un lugar donde blanquear el dinero.

  • Lo que no me explico es porqué tomarse las molestias de robar. O porqué no conseguir directamente clientes.

  • CS les brinda un buen número de “clientes” y una buena publicidad si no se enteran de que fueron robados. Aún así, muchas cosas siguen sin enc…

Santi se queda inmóvil. Sule no envía el mensaje. Se oyen ruidos desde fuera. Tanto desde el balcón como desde el hall. Santi apaga la luz silenciosamente, mientras Sule termina de escribir. En breves ya no habrá luz. En breves, esperamos estar dormidos.


4 respuestas a “Cluedo

  1. No salís de una pa meteros en otra!!
    Con rupias o sin rupias, con gemas o sin ellas, seguís ahí?

    Pa la próxima, meter las coordenadas de donde estéis, por si hay que ir a hablar con Kabir…

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  2. Rubén pero que miedo coño! jajajajajaj os leo todo no vaya a ser que os pase algo por ahí perdidos… pero desde luego espero que andeis con mil ojos. Y las fotos preciooosas, a seguir disfrutando del resto.

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